Día de fin de año.
Mi odio por las palabras me consume. Por su limitación, por su impotencia, por la ausencia de equis.
La contradicción me domina, y las palabras, lejos de ayudar a defenderme, se vuelven contra mi, en un último intento de supervivencia. Quedando lista para la destrucción.
A mí me mata la ausencia de "q"s.
ResponderEliminar¡Qué grata sorpresa!
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