martes, junio 28

Halfaway.

Creas de una forma inverosímil un surco de posibilidades a mi alrededor que, quizás y con el tiempo, se derrita y  termine por reposar donde siempre descansan los sueños asfixiados, donde la hierva se seca, donde tu respiración crea tormenta, donde se amarillenta lo olvidado. Cuando la tormenta pasa a un nivel inaudible y se desmoronan las corrientes de calor que rodean y bailan al compás de los movimientos de las gotas de agua que desestabilizas cuando cantas y crees que la noche no avanza pero no es así, pues justo, y digo justo, en la madrugada las cortinas se tiñen del color de las amapolas a pesar de que la noche grita tras las ventanas con fuertes bramidos que quiere entrar, pero no pasa. Rápidos y ágiles movimientos que turben con facilidad y destreza los sentimientos para que a la orilla de lo que parece una playa se expanda el océano, desprovisto de aspavientos que engrasen lo inusual, y, por consiguiente, lo ultrajante, de tu comportamiento. Y, al caer el día, como de costumbre, pero no desaliento, deshilarás la maraña de ideas y sentimientos que surca tu cabeza desde dentro y me besarás para que compartamos algo que, a fin de cuentas, no abarca, no cubre, no ciñe, no comprende, no encierra el amor. Ya que es solo a medias.

Porque siempre lo hiciste, siempre lo hicimos, siempre fui y siempre fuimos. Como el vaso de agua o la antorcha de paja, como la vida de una mariposa o el rugido del alma.

viernes, junio 24

Sunset.

Atardecer. Qué poder poseéis para impactar de esa forma en mi interior. Qué tonalidad calzáis que impregnas con ella mis ojos. Qué furor guardan sus rayos que me acortan la respiración. Qué sois para hacerme sonreír de tal forma. Qué guardáis tras esas mejillas sonrojadas que creáis en mi luminiscencias extrañas. Qué queréis del mundo. Qué esperáis con tanta pasión para volver cada día a la misma hora por el mismo lugar sin decaer jamás. Es cierto que soy yo quien te disfraza de melancolía. Guarda relación mi pasado con ello. Guarda relación mis retinas con tu sonrisa. Dónde le he visto antes. Ah, ya recuerdo. Fue usted mi compañero durante aquellas largas tardes de invierno. Fue usted mi inspirador de canciones. Fue usted quien no dudó en aparecer asiduamente a nuestras quedadas en la azotea cuando el co-protagonista se ausentó por baja.


domingo, junio 12

Lights.


Volar agarrada de la mano por la imprevisión. Así vivo ahora. Me siento como una esponja que absorbe todo lo que le rodea y un girasol que se torna en busca de luz. Me siento ligera, volátil. Debo haber perdido peso. Qué centelleantes resultan las luces de neón ahora que las miro con detenimiento tras el cristal del coche. Qué desconcertantes resultan los pensamientos impávidos chocando contra las paredes de tu cabeza.
¿Acaso existen los tractores azules? Exacto. ¿Qué es eso de la esencia? No me vengas con que ya te sabes ese chiste porque jamás hemos hablado de ello. Tic tac. La verdad es que notar tales cosas en el espacio no es fácil si éste es lo suficientemente grande. Lo suficientemente grande como para que no se oiga nada.
Basta de chillidos. No digáis nada más o terminaréis por quedaros sordos. Parecen una especie de rotonda donde la razón comienza a dar vueltas y vueltas y vueltas y vueltas y vueltas, y termina por equivocarse de dirección.
Las ciudades durante la noche son increíbles. Ojalá pudieses detenerte a observalas, aunque solo fuese la tuya. Te cambian las perspectivas de la orientación. Ya sabes que los mapas que no me gustaban siempre los destrozaba.